viernes, 18 de marzo de 2016

¿Por dónde andas?

¿Por dónde andas? Y no me refiero a dónde vives, en qué ciudad trabajas o estudias actualmente, ni dónde está tu mente cuando te distraes. Es una pregunta profunda: ¿por dónde andas? y es profunda porque es la pregunta verdaderamente importante que deberías hacerte no es hacia dónde vas, sino qué vas encontrándote por el camino. Más concretamente ¿Qué has encontrado hoy?

Vale, sé que te lo han dicho miles de veces. Pero si es así, por algo será, ¿no? Uno de los miles de defectos que tengo, posiblemente uno de los más grandes, es que no sé valorar lo que consigo como se merece. Soy una persona muy exigente (empezando conmigo mismo), y cuando consigo un logro importante para mí (desde conseguir que la chica a la que le doy clases particulares apruebe un examen, hasta acabar la maratón de Barcelona), ya estoy pensando en el siguiente propósito. 

Por supuesto, no se trata de regodearse en el pasado, vivir de aquello que ya ha pasado y subestimar el futuro. Pero es importante darle la medida justa y necesaria (ni más, ni menos) a aquello que tenemos y que ha valido el esfuerzo que nuestras manos han llevado a cabo. Lo contrario significa frustración, ansiedad y falta de autoeficacia: lo que hace unos meses era increíble (en el sentido literal de la palabra), ahora se convierte en un "bueno sí, estuvo bien, pero ya ves, ¿ahora qué, si ya ha pasado?". 

Pregúntate todos los días por dónde andas. Qué hay a tu alrededor, qué es aquello que cuando te acuestas das por sentado que seguirás poseyendo, o seguirá ocurriendo en tu vida al día siguiente. Eso es lo verdaderamente importante, es el auténtico regalo, el auténtico disfrute. Exprímelo al máximo. Cuando llegues al final del camino, suplicarás haber estado más atento a las señales, personas, eventos, alegrías y lágrimas que te encontraste por el camino.

Por que lo verdaderamente importante no está en la meta, sino en el camino hacia ella.



Bonus: Por suerte, desde hace un par de años llevo trabajando en corregir este gran defecto. Y estoy orgulloso de los avances. Te dejo una enseñanza muy valiosa al respecto. Algo en lo que ni mis padres, ni mi mejor amigo, ni mi gente íntima han sabido ayudarme para solucionarlo: 1) Estámpate (varias veces, pero barato y rápido); 2) Métete en la mente (casi literalmente) de alguien que lo haya pasado bastante peor que tú (aunque te creas el más desdichado, tienes más suerte que el 95% de la población); 3) Sigue intentando, apunta más algo y apuesta al objetivo más grande; 4) Humaniza: siente, empatiza, no critiques, respira y nota el aire entrar por tu nariz, párate, mira a tu alrededor, comparte, trabaja para los demás.

Actuemos héroe. Solo hoy (y mañana solo hoy, y el mes que viene solo hoy...).

@ebaes

Photo Credit: ebaes

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario. Te responderé personalmente en la mayor brevedad posible. Si te ha interesado el contenido, suscríbete en el botón que tienes a la derecha.